Como indicador inicial, el cual propicia el crecimiento del niño, es que se desarrolle un vínculo afectivo, que sea constante, coherente y funcional entre el niño y su cuidador.
El que se desarrolle este vínculo es propicio para poder establecer una base sólida y consistente en el desarrollo evolutivo del niño, esto nos indica que es importante considerar la presencia tanto física, emocional y mental de los cuidadores y darle continuidad a esta dinámica.
Debemos precisar que nuestro vínculo a desarrollar, deberá desplegarse desde un rol protector pero a la vez siendo democrático, en donde exista un equilibrio y balance, como el ser empático con las necesidades del niño según su edad, nivel y ritmo de madurez. Una manera de sintonizar con el niño, por ejemplo, es compartiendo espacios de juego libre, cabe mencionar que el brindarle amor a nuestros niños es altamente nutritivo y significativo.
No debemos dejar de lado que los adultos somos los modelos para nuestros niños, dependerá en gran medida desde que modelo estoy interactuando con ellos, ya que seremos un referente para la construcción de su persona.

Un segundo indicador es que el niño se sitúe dentro de un espacio nutricio ,seguro y funcional donde logre desarrollarse, de esa manera se facilitarán las condiciones de salud que son fundamentales para su desarrollo psicológico.
Por ejemplo, si un bebé no recibe los nutrientes necesarios en su etapa formativa, no contara con los recursos necesarios para poder desarrollarse, de la misma forma ocurre en el niño, si no sembramos aspectos nutricios en el niño, este no contara con los recursos personales suficientes para poder afrontar situaciones cotidianas y/o adversas.

Un tercer indicador fundamental, es el poder establecer límites, reglas claras en función a desarrollar a su vez su nivel de independencia, es importante que el niño tenga claro cuáles son las consecuencias de no escuchar al adulto y e infringir las normas, el aplicar consecuencias son en gran medida recursos de ajuste emocional y conductual, lo que va a permitir que logren manejar sus emociones es decir adquirir autocontrol, así como el poder organizarse y generar hábitos funcionales.

De esta forma también permitimos a que ellos puedan ir descubriendo sus propios recursos y así puedan poner en práctica su capacidad de resolución de problemas, afrontando diversas situaciones, sin embargo esto tiene que ir de la mano con la coherencia que proyecte el adulto o cuidador hacia el niño, es decir de no caer en la inconsistencia de las pautas establecidas así como el mantener nuestro rol como un modelo funcional.