CONSEJERÍA MATRIMONIAL
La terapia de pareja es un proceso de acompañamiento psicoterapéutico en el cual el terapeuta brinda a la pareja una serie de herramientas orientadas a restablecer el equilibrio y la funcionalidad de la pareja que ha entrado en crisis debido al manejo inadecuado de situaciones al interior de la misma.
En este proceso el terapeuta realiza un análisis de las partes implicadas y sus características para a partir de ello diseñar un programa psicoterapéutico a medida del paciente que cumpla con las expectativas y necesidades expresadas inicialmente en el motivo de consulta.
Cabe destacar que el objetivo final de este proceso y de todo proceso psicoterapéutico es la salud de los implicados; no teniendo este que orientarse necesariamente a mantener a la pareja junta a toda costa, pues a lo que se aspira es a que los implicados logren salud mental en el proceso; ya sea juntos en armonía como pareja o finalmente como un equipo de dos individuos capaces de respetarse, entenderse y coordinar acciones orientadas a la adecuada crianza de los hijos fruto de la relación que suelen ser por lo general los que mas sufren con esta situación.
LA INFIDELIDAD
La infidelidad implica la ruptura de código al interior de la pareja pues el hecho de iniciar una pareja supone un compromiso de exclusividad afectiva y sexual hacia una persona con la cual se plantean una serie de objetivos de vida y con la cual se asumen una serie de responsabilidades relacionadas al cuidado e impulso hacia el crecimiento de esta persona en aras de su bienestar.
En ese sentido la infidelidad tiene implicancias nocivas para el bienestar de las personas que son victimas de ella pues es percibida como un golpe a la valía personal en la medida en que se elige a alguien más para tomar nuestro lugar en la vida del otro. Esta crisis puede desencadenar los comportamientos más destructivos y autodestructivos de una persona y tiene que ser manejada profesionalmente dentro de un proceso psicoterapéutico relacionado al perdón y la restauración de la intimidad.
LAS DIFERENCIAS
Las diferencias en nuestras características personales tiene que ser bien manejadas, toleradas y/o aceptadas, en ese sentido podemos hablar de nuestra capacidad de adaptación al otro. Nuestra flexibilidad con estas diferencias interpersonales que parten de factores tales como la crianza, modelos de pareja paterna y experiencias previas defina de alguna forma nuestro éxito en las relaciones interpersonales y en especial en las de pareja. Cabe mencionar en este aspecto la importancia de los limites claros entre el yo y el otro ya que en ocasiones las personas terminamos perdiendo estos limites y despersonalizándonos por hacer feliz a la pareja y/o por adaptarnos a su forma de ser, lo cual en caso de que no nos lleve a un crecimiento y mejora como personas resulta nocivo y perjudicial para las personas.
LA ELECCIÓN
Gran parte de los problemas que se observan en la pareja tienen que ver con errores en la elección de la misma. Nadie nos enseña a elegir bien una pareja y no existen manuales difundidos en las escuelas a este respecto y los sesgos negativos producidos por los esquemas obtenidos en la pareja paterna parecen permear mucho dicho proceso, llevándonos casi siempre a realizar elecciones que nos llevan a cometer los mismos errores que nuestros padres, no por que lo hagamos voluntariamente, lo cual mas que ilógico seria contraproducente, sino por el hecho de que nadie da lo que no tiene, lo que tenemos es lo que vimos y aprendimos en la pareja paterna. Pues si bien no buscamos exactamente repetir la misma historia, nuestros niveles de tolerancia a situaciones como el maltrato, la infidelidad y la violencia pueden ser mayores en la medida en que crecimos en hogares en donde estuvieron presentes dichas problemáticas.
LA RUTINA
Las exigencias laborales sociales y profesionales que nos impone cruelmente nuestra cultura terminan por enfriar las relaciones pues son cada vez más cortos los tiempos que pasamos con nuestra pareja generandose distancia, falta de intimidad y finalmente malestar e indiferencia al interior de la misma.
El cansancio del trabajo, los tropiezos y malestares en el trabajo, o bien la rutina de ir al súper, pelearse en el tráfico, discutir con los padres y hermanos, acostar a los niños, hacer la tarea con ellos, preocuparnos por la situación económica y demás nos generan frustración y evidentemente nos desquitarnos con la persona que está visible y allí para aguantarnos.
Estos malestares propios de la vida del ser humano en nuestros tiempos hacen que progresivamente dejemos de lado los gestos de aprobación, amor y cariño con nuestra pareja lo cual termina por generar indisposición cuando estamos al lado de la misma ya que la emoción de agrado que sentíamos al inicio de la relación se forjo a partir del compartir experiencias placenteras tales como ir al cine, salir a comer o mantener intimidad con relativa frecuencia y en ese sentido esa falta de gratificación nos genera decepción.
LAS EXPECTATIVAS
La cultura nos enseña una serie de expectativas relacionadas al amor y las relaciones de pareja. Por lo general tomamos como implícito el hecho de que estas son reales y tendemos a esperar de nuestra pareja una serie de comportamientos relacionados a lo que consideramos el amor. “Frases tales como El amor todo lo puede, el amor todo lo supera, el amor todo lo sufre o Si me ama tiene que saber lo que necesito o deseo en un momento dado” se encuentran bastante arraigadas en nuestra forma de ver las relaciones de pareja y cuando nuestra pareja no actúa de acuerdo a estos preceptos nos frustramos pensando que hemos realizado una mala elección o que posiblemente esa persona no es para nosotros. Cabe resaltar lo dañino de estas expectativas, pues tenemos que entender que estas propiedades mágicas atribuidas al amor solo existen en el imaginario colectivo y que no podemos basarnos en ellas para juzgar el comportamiento de nuestra pareja.